domingo, 20 de octubre de 2019

UTOPIAS


                                                               UTOPIAS

No dejaba de hacer el mismo experimento una y otra vez, había conseguido resultados prometedores y estaba entusiasmado..si lo conseguía y las otras pruebas que hacían sus compañeras de laboratorio, funcionaban y eran capaces de reconocer a la bacteria con la que él trabajaba, significaría que contarían, a partir de ahí, con un arma estupenda, efectiva y natural de combatir tumores de diferentes familias, disminuyéndolos hasta su desaparición, previniendo y vacunando al tiempo, el nuevo brote que pudiera venir. Los efectos en otras enfermedades graves, como el alzhéimer, parkinson y muchas otras, eran realmente milagrosos. 

Claro, sería un maravilloso resultado y cambiaría el curso de la salud humana, radicalmente. Haber trabajado con aquellas bacterias tan comunes en los seres humanos que el propio cuerpo las admite por sistema, como propias, fue la clave para avanzar en enseñarles como defenderse de algunos de nuestros propios anticuerpos, por las propiedades que obtenían éstos al ser atacados, o dejar de hostigar a ciertas células nuestras, sanas, para dejarlas así hacer algunos cambios químicos que de otra manera, nunca harían. 

La colaboración entre universidades de tantos países, laboratorios de todo el mundo al tiempo, ocupados cada uno con su particular investigación, globalmente guiada por los más altos eruditos en medicina, genética y científicos de la salud de todo el mundo, había sido de las mejores decisiones que se tomaron hace ya muchos años. Tanta gente preparada y en pro de estos fines, esta colaboración mundial, comenzaba a dar frutos maravillosos e imposibles sin esta estrategia de compartir todo el conocimiento y reunirlo en un excepcional equipo de científicos.

En las escuelas, universidades e incluso la televisión, los comentarios explicando estos avances eran debatidos, explicados y ensalzados como lo que eran, proezas a imitar, profesiones a seguir, ejemplos que cuanta más gente siguiera, mas se avanzaría y, a mejores cotas de sabiduría científica y médica, genética y demás se llegaría. La colaboración entre los laboratorios mas punteros y las mejores cabezas de la tierra, por fin unidas en este sentido, nos habían catapultado a avances insospechados, hace sólo unas décadas. 

Desde aquellas pioneras y férreas leyes de inteligencia coherente, en las que ningún político pudiera ser profesional, salvo elegido en mayoría real y su estado financiero lo demostraba al principio y fin de su mandato, ningún médico sin trabajo, ningún niño abandonado ni sin escuela, ningún alimento a la basura, ninguna agua contaminada a los ríos, las armas fundidas para hacer puentes, diques y ferrocarriles..etc., en casi todos los países las mejoras y adelantos, habían cambiado el signo, al destino que llevaban, por una vez lo mejor del género humano unido, aprendió algo global y útil. 

Usar la inteligencia sin desligarla de los sentimientos y sin olvidar las experiencias adquiridas por las generaciones anteriores y separada de otros intereses que no sean, el conocimiento, salud y progreso de todos. Para ello se había conseguido aglutinar materias, tesinas, experimentos, líneas directas a hemerotecas especializadas, libros, estudios de gente particular y accesos a todo tipo de foros culturales y científicos, gratis y a un clic del ratón de la tele. Se aprendía desde pequeño a usar e interactuar pero sin olvidar que los niños tienen ya una ocupación predefinida y es jugar, socializar, divertirse, etc. También la tele te podía contactar y consultar si tu pregunta o tu comentario les parecía interesante o útil, aunque se tenía la potestad de contestar o no y por supuesto, a anular esta opción de tu receptor de televisión. 

Cuando empezaron a brotar las primeras plantas y árboles en toda la parte mediterránea del Sahara, la noticia corrió como la pólvora, en todas las lindes de los desiertos del mundo se hizo lo mismo, aquellos instrumentos capaces de extraer agua del aire habían revolucionado todo, incluso al planeta. Se había hecho viral y mundial lo de: un hijo nacido, un árbol. En los últimos cincuenta años habíamos multiplicado el número de árboles por 100.000 y era precioso ver ahora las fotografías desde los satélites, pues se veían enormes masas verdes por casi todo el planeta. La agroalimentación había llegado a su cota mas alta desde el principio de la humanidad pués no quedaban ya a estas alturas, rincones del mundo con hambre, como antigüamente.

La verdad es que me encantaría que esta historia fuera tal y como la he descrito, sin dejar atrás ni un matiz. La realidad nos ata a un suelo de comprensión del mundo, mi mundo que no es el de nadie, solo propio pero, no se aparta del de todos los demás pués sólo soy una persona mas, eso si, mi reflexión sobre el mundo va tamizada por mis filtros adquiridos en este andar que es la vida y eso si que te provee de un entender las cosas muy personal. La ilusión por algo así, si que es general pués esta utopía la soñamos muchos otros.....ilusos  como yo.

Lord Bird.


Imagen de Javier Sirvent:

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